Vocación

Una genuina vocación competitiva.

Desde su fundación, en 1948, y hasta la actualidad, AGD enfrentó el vértigo de las transformaciones que atravesaron al sector, a la economía argentina y al mercado mundial. Sus protagonistas supieron reconocer la necesidad de disponer de flexibilidad para adecuarse a la evolución de la oferta de materia prima en la zona donde se aprovisionaba para producir, y de adaptar los procesos a los requerimientos de costos y productividad que debe asumir una industria para ser competitiva. Así, trabajaron bajo el convencimiento de que las ventajas comparativas naturales del campo debían potenciarse con una agroindustria moderna, integrada y competitiva. En la actualidad, esta premisa continúa vigente y orienta el cotidiano accionar de la aceitera, que promueve el afianzamiento de la competitividad, diversificando sus negocios y actividades afines con mayor valor agregado.